Un viaje inesperado - Neus Trinidad



UN VIAJE INESPERADO

Era veintidós de diciembre, el día del sorteo de la lotería nacional y nuestro último día de trabajo, nos faltaba tan solo veinticuatro horas para comenzar las vacaciones, con mis tres chicas de oro. Trabajábamos todas juntas y teníamos un calendario en la oficina donde íbamos contando la marcha atrás para empezar nuestras locas vacaciones navideñas, pero este año era distinto a los demás, no era como los anteriores; normalmente cuando llegaba este día lo teníamos todo programada. Este año por una serie de problemas personales de Karen, no lo habíamos organizado aún, porque si no nos íbamos las cuatro juntas, habíamos decidido no ir, ya que era nuestro ritual de cada año.

Cuando llegamos al trabajo ese día, nos fuimos las cuatro a la sala de descanso a tomarnos nuestra dosis de cafeína matutina y de azúcar con unos donuts, que Miguel, el supervisor de nuestra planta, nos tenía preparados cada mañana, era un amor de chico, a mí me tenía bien enamorada, alguna vez que otra nos habíamos liado en el almacén de la oficina, pero nunca habíamos llegado a más porque yo nunca había querido dar el paso de tener una relación estable, no había olvidado a cierta persona del pasado. Seguía teniendo esa espinita clavada, pensando que algún día, en cualquier sitio, nos volveríamos a  reencontrar. Pero Miguel día a día insistía en que diéramos un paso más, que nuestra relación no se quedara  en simples encuentros de sexo en el almacén.


Una vez terminado esa dosis de energía, ellas se quedaron hablando con Miguel y yo como escuche que mi móvil no paraba de sonar me dirigí a mi mesa, lo cogí, era mi madre que quería saber si al final me iba ir como cada año con mis amigas o me iba a quedar con ellos; una vez termine de hablar con ella, encendí el ordenador, me salto un mensaje de mi jefe que quería que subiera a media mañana a verle para acabar de puntualizar detalles de la reunión de las cuatro de la tarde, justo cuando iba a contestarle, me salto una ventanilla de Letsbonus, indicando una súper oferta de última hora, pegue un salto de la silla y llame a mis amigas de un grito. Las tres se giraron sorprendidas por mi grito.

—¡¿Qué pasa aquí?! —dijo Miguel sorprendido por mi grito. Las chicas y Miguel se acercaron a mi mesa.

—¿Qué pasa cariño? —me dijeron mis chicas de oro. Y yo balbuceando contesté.

—Mirar a la pantalla chicas —Todas se quedaron con la boca abierta al ver el destino de la oferta.

—¡VENGA VAMONOS YA! —gritaron al unísono.

Yo sin pensarlo ni un solo segundo, hice la reserva . Las cuatro estábamos súper emocionadas por el destino, Miguel el pobre no entendía nada.

—Chicas, os importa dejarnos a solas —pidió Miguel

Las Chicas se volvieron a sus mesas y yo me quede a solas con Miguel.

—¿Por qué no me has avisado de que no quería pasar las vacaciones fuera? Me hubiera gustado que te quedaras aquí conmigo haciéndome compañía por una vez

No sabía que decirle me daba pena, pero es que mi gran ilusión era irme con mis amigas.

—Miguel, sabes que lo nuestro solo es sexo, no siento nada más por ti. Nos lo pasamos genial juntos pero no estoy preparada para estar atada a una relación.

—No te pido una relación del día a la mañana, solo quiero que pasemos más tiempo juntos, que vayamos al cine, a cenar, a dar un paseo pero sin que sea algo formal, solo intentar algo más que tan solo sexo, no puedo resistir pensar cada minuto, cada segundo en ti, necesito besarte, abrazarte y sentir tu piel en mi piel —me interrumpió él

—¡Miguel, no! —Ahora la que le interrumpí fui yo —. No sigas por ahí, cuando empezamos esto ya sabias que yo solo quería sexo, divertirnos juntos y nada más, te tengo mucho apreció y no quiero hacerte daño, lo mejor sería cortar ahora antes de que esto vaya a más y al final terminemos los dos mal.

Miguel sin decir nada se fue a la sala de descanso con la cabeza baja. Mis amigas se dirigieron a mi mesa para cotillear y averiguar lo que había pasado, ellas sabían perfectamente lo que teníamos ambos. Como siempre me reprocharon mi comportamiento y que era una boba por dejar escapar ese bombón que además de tener un cuerpo diez, tenía un gran interior que se preocupaba por mí minuto a minuto.

—Deberías ir a ver a Miguel —dijo Karen —debes prometerle que vas a pensar lo de la relación, que estas navidades las pasarás con nosotras pero cuando regreses lo pensarás.

Karen era la única que sabía que en el fondo sentía algo más por Miguel, que no era solo sexo, pero que me daba miedo tener algo más con él por lo que había sucedido en mi pasado, que tan solo lo trataba así porque era como una caparazón que me ponía, para que no me volvieran a romper el corazón.

Entonces me dirigí hacia Miguel cerré la puerta de la sala de descanso, y le besé. Le pedí perdón, le dije que me iba a pensar lo de dar un paso más allá,  pero que necesitaba esas vacaciones para pensar. Él tan solo me cogió y me abrazo fuerte, podía sentir en mi piel sus latidos cada vez más rápidos e intensos.

Salí de allí y me dirigí de nuevo a mi mesa, donde mis amigas estaban esperando. Reanudamos la conversación de las vacaciones, las tres sabían que era un lugar muy especial para mí, que siempre estaba contando aventuras y recuerdos de ese lugar y ellas por las ganas de conocer ese maravilloso lugar, el caso era que estábamos muy entusiasmadas. Ese día pasaron las horas muy lentamente, íbamos contando la marcha atrás minuto a minuto, deseando que llegaran las siete de la tarde para salir por esa puerta, coger las maleta y rumbo al viaje de nuestros sueños. Miguel en cambio, cogía sus vacaciones en verano, para poder disfrutar del mar, la calma y las olas que eran su pasión. No le gustaban las navidades, puesto que desde pequeño nunca ha tenido una familia para celebrarlas.

Pasado unas horas…. las chicas de oro cogimos un avión a las doce de la noche como la cenicienta, rumbo al destino inesperado, una vez llegamos allí dejamos las maletas en la casa rural y nos echamos a descansar, estábamos rendidas.

Aun os preguntareis donde es ese destino tan misterioso donde las chicas de oro se habían ido sin pensar en él. Era un pueblo pequeño cerca de Málaga.

Al día siguiente, Victoria nos levantó a todas a las ocho de la mañana, nos dijo que teníamos que aprovechar esas dos semanas para ver todos los rincones y que les volviera a contar todas mis aventuras en cada sitio donde sucedían. Así es que las cuatro nos duchamos, nos vestimos y maquillamos , y pusimos rumbo al bar del pueblo, que estaba en la plaza, allí en tablón de publicidad mi amiga Lucia se fijó que el fin de semana siguiente eran las fiestas y que venían varios cantantes de la zona, cuando leyó a uno de los artistas ,se quedó callada, entonces me acerque a ver que le pasaba cuando vi el nombre de Pablo Alboran en el tablón poco más y me desmayo, empecé a gritar y a pegar saltos como una niña pequeña. Entonces Claudia y Karen se acercaron también a ver qué pasaba, aunque protestando por mis gritos. que había asustado a dos gatitos que estaban allí.

 Era increíble, no podría creer que mi cantante, mi amor, mi devoción, viniera para las fiestas de mi pueblo justo cuando mis amigas y yo pasábamos las vacaciones navideñas aquí.

Al día siguiente fuimos a comprar algunas cosas navideñas para mis familiares y por la tarde a ver una película pero no la típica que se suele a ver al cine, sino que fuimos al descampado del pueblo, que cada miércoles por la noche organiza una sesión de cine para los jóvenes del pueblo. Como no podía faltar en todas las sesiones de cine desde que yo las recordaba siempre echaban la misma película “El diario de Bridge Jones”; solía ir con mi abuela cada vez que la echaban, yo deseaba ser de mayor como ella una chica de pies a cabeza.



Por la noche nos reunimos con unos familiares míos para celebrar la típica cena de nochebuena, allí estábamos casi todos faltaban mis padres que desde que se pelearon con mis tíos, no querrían saber nada ni de ellos ni del pueblo. Empezamos la cena como un gran banquete, había de todo en la mesa, mi tía la verdad que era conocida en el pueblo como una fantástica cocinera siempre cocinaba para todos en todas las celebraciones. Después de cenar escondimos los regalos para que el día siguiente los peques los encontrara. Y cuando ellos se fueron a dormir nos repartimos lo de los mayores. A mí me regalaron una colonia Carolina Herrera, un bolso Tous, un conjunto interior de Desigual, y un vestido negro con estampados de Custo, con tan solo verlo ya sabía que sería el vestido de fin de año, era precioso le di mil besos a mi familia por el cariño que me demostraron a pesar del tiempo que hacía que no me veían. Mis amigas me regalaron una noche romántica en el New york Palace. Cuando saque la tarjeta las maldecía sabía que era una indirecta para que fuera con Miguel.

Los días siguientes recorrimos los rincones del pueblo, Victoria tuvo un romance con un hombre bien curtido que venían de vacaciones cada año por estas fiestas, así que les perdimos un poco de vista, nos enviaba cada noche que estaba bien que estaba divirtiéndose y viendo muchos rincones, que picara era ella mientras Karen, Lucia y yo seguimos las excursiones planeadas contándoles mis historietas de la infancia.

Para fin de año yo me puse el vestido que me habían regalado, Karen un vestido rojo que le había regalado yo por su cumpleaños, Lucía un vestido azul con estampados y Loren un vestido negro y blanco que se habían comprado en la tienda del pueblo esa misma mañana. Victoria era la que iba más chic de todas, ya que todas llevábamos vestido largo, ella llevaba un corsé con una minifalda dispuesta a darlo todo. Esa noche fue espectacular, fuimos a los bares del pueblo y luego a una discoteca que había a las afueras, que organizaban una pequeña cena con baile, no sé ni cómo llegamos a la casa rural porque creo que la cuatro ya veíamos las cosas en tres dimensiones, creo que nos pasamos con la bebida esa noche. Al día siguiente nos pasamos todo el día en la cama, luego seguimos con las visitas por el pueblo con mis amores, hasta que llego ese fin de semana ese momento que tanto deseaba “EL GRAN CONCIERTO “.

Era sábado día seis, a las siete de la mañana Karen y yo nos despertamos, nos duchamos y preparamos el desayuno, chocolate con curros como cada día de reyes. Eran ya las nueve de la mañana así que despertamos a Lucia que era una pequeña marmotilla. Después llamamos a Victoria para ver donde la pasábamos a buscar o si ella iba a venir directamente al concierto, Victoria nos dijo que nos esperaría en la floristería del final de la calle, donde estaban los bares. Cuando llego el momento del concierto de Pablo Alboran estaba atacada de los nervios, con mis amigas fuimos a hacer cola desde mediodía, en la cola ya habían más de quince personas, faltaban aun horas para el concierto, cierto Lucia me dijo de ir a buscar algo para comer, mientras las demás se quedaban esperando, en el puesto de comida rápida, con tan mala suerte que me encontré nada menos que a mi amor de la infancia, ese al cual le había hablado a mi mejor amiga Karen, mi amiga con tan solo verlo de espalda lo reconoció.

—¿Ese no es tu Cris? ¿El de las historias de los rincones de este misterioso pueblo?

—Sí, ¿qué hago ahora? ¿Voy hacia él o me escondo?

 Antes de darme tiempo a reaccionar Karen ya había gritado su nombre. Y efectivamente ese rubiales de torso curtido que teníamos a tan solo tres metros se giró

—¿Quién me llama?

Ella se abalanzo sobre él le dio dos besos.

—Soy Karen, la amiga de Rose, ¿la recuerdas? Estamos aquí de vacaciones unos días y ahora haciendo cola para el concierto.

—¡Ostras sí Rose! — Vino corriendo hacia mí a abrazarme y a mi se me saltaban las lágrimas. —sabes que desde que te fuiste he ido a cada concierto de Pablo Alboran, nunca he olvidado que es nuestro cantante, nuestra cosa especial —dijo susurrándome.

—¿Cuantos días os quedareis por el pueblo? —Cris me dijo dejando de lado a Karen como si no estuviera allí.

—Solo nos queda dos días aquí —contesté —llevamos más de una semana aquí. Por cierto, no sabía que aún vivías aquí.

—Sí, aún sigo aquí, la única que has cambiado eres tu Rose, aquí sigue todo igual. Aun espero una respuesta de porque te fuiste —me dijo con tono enfadado.

Me hice la despistada pero me cogió y cuando le iba ir a dar un beso. Karen interrumpió

—Rose, ¿volvemos a la cola?

Abracé a Cris y le susurré en la oreja que ya le contaría, que prometía no perder el contacto jamás que podía escribirme por cartas, que en todo esos años no lo había olvidado. Así que le escribí una nota con mi dirección y mi teléfono, y se la puse en el bolsillo de la camisa.

En el concierto las cuatro cantamos hasta desgarrarnos las cuerdas vocales, saltamos y bailamos hasta no poder más. Cada canción que cantaba Pablo era como un nuevo mundo mucho mejor que el anterior, era coger energía y revivir. Al finalizar el concierto, fuimos a tomar unas copas en la calle de los bares allí nos dieron las mil. Al día siguiente teníamos comida con la familia que aún me quedaba en el pueblo, que nos habían montado una pequeña fiesta.

Fuimos a la fiesta, disfrutamos de la música, de la comida, del ambiente de la gente y por la tarde nos fuimos a dormir porque ya no podíamos con nuestra alma.

Era lunes ya…. Maldito lunes, desde pequeña los odiaba porque era el día en que tenías que volver al cole, a la maldita rutina, en estas vacaciones igual, era el día que tocaba volver a casa a seguir con la normalidad. Los quince días de vacaciones habían sido demoledores, pero la vez emocionantes.

Cogimos el avión a las cuatro, dirección a nuestra casa Nueva York. Cuando llegamos, estaba nevando, aunque estábamos rendidas decidimos ir a casa de Loren y dejar allí las maletas para bajar al Central Park a dar una vuelta.

Al día siguiente volvimos al trabajo. Miguel como cada mañana nos tenía el desayuno preparado. Entonces lo llamé y le dije si podíamos hablar en el almacén él y yo solos. Me dijo que si, así que nos dirigimos al almacén, pero antes de entrar le agarre la mano y le dije esta vez no quiero entrar para sexo tengo que decirte algo importante. Entonces Miguel se asustó porque él pensaba que me había dado uno de mis arrebatos pasionales. Estuvimos hablando un buen rato de nuestra relación, y luego le pedí que cerrara los ojos un momento que tenía un regalo y le di el regalo que me hicieron las chicas por nochebuena. Miguel se quedó sin palabras, pero balbuceando me dijo eso significa ¿qué quieres intentar algo más conmigo? Y antes de dejar seguir hablando lo besé y le dije con mis labios rozando los suyos siiiiii…

Pasaron las semanas en la oficina, Miguel y yo estábamos como auténticos enamorados súper engañosos y románticos. Habíamos hecho ya la escapada que nos regalaron mis amigas y cada vez pasábamos más tiempo junto.

Mis amigas estaban muy contentas por nosotros, nos merecíamos ser felices por una vez.

Pasaron los meses y nuestra relación iba avanzando, Miguel me había pedido que fuéramos a vivir juntos y yo harta de mi soledad acepté aunque mantuve mi piso por lo que pudiera ocurrir, como Lucia viva con sus padres y quería independizarse, le deje para que vivirá allí.

Cuando todo iba sobre ruedas ya llevamos un año conviviendo juntos en nuestro hogar, un viernes por la tarde, Lucía me llamó y me dijo que había llegado una carta de Cris, mi Cris. En ese momento me entró une escalofrió por todo el cuerpo, ahora que estaba bien con Miguel, volvían los fantasmas del pasado, Lucia no sabía que Cris era mi amor de la infancia solo lo sabía Karen. Así que le dije que en diez minutos estaba allí a recoger la carta. Cuando llegué Lucia me preguntó que quien era Cris, le dije que era un antiguo amigo del pueblo que cuando fuimos de vacaciones en Navidad le había dado la dirección y me fui corriendo a casa de Karen. Pique tres veces y no me respondía, estaba en la ducha, cuando ya me giré para irme, abrió con el pelo todo enjabonado y una toalla puesta.

—¿Qué pasa Rose, por qué estas llorando?

Yo sin poder hablar le enseñe la carta.

—Dame dos minutos que me quite el jabón y ahora hablamos.

Esos dos minutos en la cocina de su casa se me hicieron eternos…

—No puedes dudar ahora de estar con Miguel, sois el uno para el otro —me dijo cuándo salió del baño.

—Ya, ya,,, pero —contesté balbuceando.

—Nada de peros. Cris es el pasado y Miguel tu presente y tu futuro, no leas ni la carta, rómpela cariño es lo mejor para todos —exhortó interrumpiéndome.

—Le prometí a Cris que mantendríamos el contacto.

—Ya nena, ¿no ves que te hace más daño que bien? —preguntó y cogió la carta rompiéndola en pedazos.

En ese momento la habría matado, pero no tenía ffurzas simplemente la abracé y le di mil gracias por ser mi cabeza fría.



Pasaron las semanas y llego el día de mi cumpleaños. Las chicas y Miguel me tenían una sorpresa preparada, cuando llegué a casa estaba todo cerrado, cuando encendí la luz saltaron los cuatro de detrás del sofá gritando

—¡MUCHAS FELICIDADES PRINCESA!

Me puse a llorar con una boba al ver a las cuatro personas más especiales para mí, me habían preparado una fiesta con todo el comedor decorado y una gran mesa con un montón de comida y bebida. Esa noche cenamos de maravilla y al final me dieron mis regalos, las chicas una sesión de belleza en la estética de debajo de mi casa y Miguel… Al abrir su sobre me puse a llorar. Estaba sin palabras, no podía ni abrir la boca…

—¿Qué es? ¿Qué es? ¿Qué es? —me decían las chicas emocionadas.

Saqué las dos entradas VIP para ir a ver a Pablo Alboran y bese con intensidad a Miguel.

Hasta que llegó el día del concierto estuve todos los días súper nerviosa, porque Pablo Alboran era mi devoción, y aunque me recordaba tanto a Cris, quería olvidar el pasado y empezar una nueva vida con Miguel, un punto y aparte, dejar todos los fantasmas encerrados en armario.

Llego el gran día, volvía a ir a ver a Pablo Alboran pero esta vez con Miguel, mi gran amor, el hombre que lo había dado todo por mí y que había luchado contra mis fantasmas y contra mi tozudez. Durante el concierto lo pasamos súper bien, me di cuenta que él era la persona que quería que estuviera a mi lado para siempre, así que en un arrebato me lo quede mirando y le pregunté:

—¿Quieres casaste conmigo? —Él sin dudarlo un segundo me besó.

—Sí—dijo pegando un chillido, que los de nuestro alrededor nos mandaron a callar; menuda vergüenza, pero me daba lo mismo, está feliz y los demás me daban igual.

Antes de que terminara el concierto me entraron unas ganas terribles de ir al baño, intente aguantar pero no podía más, no me quedó más remedio que ir.

Saliendo del baño, me quede parada cuando unos manos grandes me agarraron por detrás, mi reacción fue dar un codazo hacia atrás, cuando me gire vi un torso allí doblado dolorido, pero cuando se levantó y vi quién era casi me desmayó, no podía ser….otra vez Cris. En ese preciso momento... Me giré y empecé andar cada vez más rápido, pero él con tan solo alargar el brazo, me alcanzó.

—Espérate, quiero hablar contigo, por favor déjame decirte algo.

Pero yo no quería escucharle.

—He venido con alguien especial y le acabo de pedir matrimonio, no quiero saber nada de ti no puedo.

Él me sujetó sin dejar mover y me dijo:

—Me vas a escuchar quieras o no quieras, solo dame unos minutos, por favor, te lo pido.

Al final cedí, en mi cabeza tenía la voz de Karen que iba diciéndome «corre vete». Pero al final me quede a escucharlo.

—Sé que tu no sabías que yo estaba aquí, pero yo sí. Lucia me lo dijo la otra noche, que ibas a venir al concierto, así que no me lo pensé ni un momento y cogí un avión rumbo Nueva York, ya que no me contestaste a mi carta. No quiero hacerte daño Rose, pero eres el amor de mi vida y he sido un estúpido dejándote escapar, todo este tiempo sé que hice mal las cosas, sé que tú has encontrado a alguien, pero aunque me rechaces, voy a luchar por ti, no voy a tirar la toalla, porque te quiero y te seguiré queriendo toda mi vida. Sabes que lamento todo lo que hice en mi pasado, que no hay día que no piense en ello.

—Por favor no sigas —le interrumpí —no quiero escucharte ahora tengo una persona a mi lado que me quiere, me respeta y me valora tal como soy.

—Lo sé, y sé que le quieres porque lo veo en tus ojos cuando hablas con él,  pero quiero luchar por ti, porque pese a que le quieres sé que lo nuestro es mucho más fuerte. Déjame intentarlo una sola vez. Si luego decides irte con él, prometo desaparecer y dejarte en paz pero al menos déjame luchar.

—¿Qué quieres hacer o decirme que pueda cambiar mi opinión?

—¿Recuerdas la noche en la que estábamos en el rellano de mi casa y me dijiste que tenías una fantasía? —preguntó.

—Sí, lo recuerdo perfectamente... —contesté balbuceando —. No habrás sido capaz de de de…

—No te voy decir si sí o si no, primero quiero saber si confías en mí.

—Sabes que no confió en ti, he perdido toda la confianza.

—Por favor, confía en mí, aunque sea por última vez, te prometo que te va a gustar... —entonces me agarro y me vendo los ojos.

—Cris, suéltame, no quiero saber nada de tí.

Pero me cogió con más fuerza y empezamos andar... Deje de escuchar a Pablo Alboran.

—¿Dónde me llevas? —pregunté asustada.

—Es una sorpresa.

En ese instante escuché el ruido de una puerta. Me destapó los ojos y me dijo que no los abriera hasta que él no me lo digiera. Cuando me dio permiso y vi una sala toda decorada con velas, una cama y un montón de productos eróticos, no entendía nada.

—¿Y esto que significa? —pregunté, pero me callo la boca con un beso y yo le di un empujón.

—¿Por qué te resistes a mi Rose?, sabes que lo estás deseando tanto como yo.

—Por mucho que te quiera, he encontrado a alguien que me hace sentir especial.

—¿Él conoce tú fantasía?

—Nom no sabe mi fantasía, pero porque ahora él es mi fantasía.

Antes que pudiera seguir hablando o echar a correr, por la puerta detrás de mí, apareció Pablo Alboran. Ahora sí que me desmayé. Pablo me cogió y me echo en la cama,

—Preciosa, ¿estaba bien? —me preguntó con dulzura.

—Sí —contesté y me levante de un salto,

Pedí perdón por la situación, no me esperaba para nada eso.

—¿Cómo has conseguido esto? ¿Por qué ahora? —pregunté a Cris.

—Porque me he dado cuenta que no puedo vivir sin ti, y sé que cumpliendo tu fantasía volverás a mi, volverán los recuerdos y volverás a sentir lo que antes sentías por mí.

Mi corazón me decía una cosa, mi cabeza otra no sabía qué hacer. Mientras el pobre de Miguel seguía en la pista del concierto solo, sin saber nada...

—¿Dónde está Miguel? —pregunté a Cris.

—Esta allí fuera.

—Creo que se merece una explicación a todo esto no puedo…

Entonces Cris me agarro y me empezó a besar, a tocar mi piel, hasta quitarme la camiseta que llevaba. Pablo apagó la luz y se acercó a mi, note su piel con piel. Cada vez estaba más nerviosa, mi mente quería parar pero mis manos, mis labios no podían parar.

—Nena, dejaté llevar por una vez —dijo Pablo —sino lo haces por él, hazlo por mi, desde que Cris me contó vuestra historia y te vi en fotos, te deseé y eh soñado cada instante con este momento.

En mi mente se pasaban un montón de imágenes, pero la gran pregunta era si irme o quedarme. Justo cuando tenía clara la respuesta, que quería irme con Miguel, Pablo me abalanzó sobre la cama. Allí Cris me empezó a besar por todo el cuerpo y hubo un instante en que mi corazón parecía una bomba de relojería...

—¿Estás preparada? —preguntó Pablo.

Y antes que pudiera decir que si o que no, ya note su miembro dentro de mi dando unos empujes cada vez más fuertes. Cris mientras tanto, me tocaba y me aupaba mi suave pezón, me preguntaba si me estaba haciendo daño. Entre orgasmo y orgasmo, conseguí decir que no que quería más…. Pablo seguía preguntándome si seguía excitada y yo balbuceando, conseguí decir con un hilo de voz que sí….

Él cada vez más fuerte y llegando a mi clítoris daba unass embestidas que podía notar su torso en mi barriga. Así sucesivamente…. Cuando terminamos fuimos a la ducha del camerino de Pablo. Allí Cris me dijo que si había cambiado de opinión que si aún quería ir con Miguel o quería quedarme allí con él. Antes de poder decir nada me beso intensamente. En ese momento no dije nada, solamente le bese y lo abrace.

Una vez duchados me vestí, y mi mente empezó a ir a mil por hora

—¿Qué he hecho? Soy una auténtica imbécil —me repetía en mi cabeza. Era una aunténtica imbécil, por decirlo de una manera fina, el amor de mi vida estaba allí fuera esperándome y yo aquí…

En ese preciso momento, me di cuenta de lo que había hecho, me dejé llevar por la seducción, el morbo, la pasión y la fastidié, yo a quien realmente quería era a Miguel.

Cris me vio sentada en la cama con la cabeza bajada y me pregunto que me pasaba. Me puse a llorar rota de dolor.

—Yo a ti no te quiero —dije balbuceando —me dado cuenta que he conseguido olvidarte, que a quien realmente quiero es a Miguel. Y me duele que haya tenido que pasar todo esto para darme cuenta de lo mucho que lo quiero y que quiero pasar el resto de mi vida junto a él.

Entonces Cris me abrazó fuerte y con la voz quebrada comenzó a hablar.

—Te dije que si cuando acabara esto, seguías creyendo que no me querías, que ya me habías olvidado, entonces mi iría, te prometí que no iba a luchar más por ti, pero quería luchar por última vez por ti, porque aun que en todo este tiempo haya sido un imbécil, no ha habido noche ni día, que no haya pensado en ti.

—Pero está mal lo que hemos hecho, me dejado llevar por el pasado y por ti y aunque sabes que en mi queda una espinita clavada, me dado cuenta que a quien realmente quiero en mi vida es a Miguel, que me lo he pasado genial, sabes que era mi fantasía, vivir una noche de desenfreno contigo y con Pablo Alboran, pero me dado cuenta que con quien realmente quería estar es con él.

—Lo siento mucho Rose —me interrumpió —no debí hacerlo, perdóname y vete con él, olvídate de esto piensa que nunca ha pasado, yo siempre lo llevara en mi corazón y prometo no molestaros nunca más.

En ese momento abrí la puerta y me fui corriendo hacia donde estaba Miguel. Lo abrace muy fuerte.

—Perdóname, los siento mucho, te quiero y eres el amor de mi vida.

—¿Qué es lo que te ha pasado en el baño? ¿por qué has tardado tanto?

—Por favor no me hagas preguntas, ahora no, solo quiero que me abraces y que nos vayamos a casa.

Y así lo hizo me abrazo, me besó y sin decirme nada ni preguntar una sola cosa, nos dirigimos a nuestro hogar.



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